Mi prima culona nos visita el fin de semana


Relato erótico prima

En una soleada tarde de verano, mi prima, una mujer de curvas sensuales y mirada seductora, llegó de visita a mi casa. Imagina a mi prima, luciendo un par de mallas blancas ajustadas que abrazan cada curva de su trasero generoso. La tela se estira firmemente sobre sus redondas y exuberantes nalgas, acentuando su forma perfecta. A medida que se mueve, las mallas se aferran a su piel, resaltando el contorno de una provocativa tanguita blanca que asoma por encima de la cintura. La vibrante tanguita blanca, apenas oculta por las mallas, agrega un elemento de sensualidad prohibida. Su color contrasta de manera impactante con la pureza de la tela blanca, llamando la atención hacia su área más íntima. La delgada tira desaparece entre sus redondas nalgas, dejando solo una insinuación tentadora de lo que se esconde debajo.

Desde el momento en que la vi, supe que algo excitante estaba por suceder. Durante su estancia, noté que ella disfrutaba de momentos de intimidad en mi cuarto. Una tarde, mientras todos estaban ocupados, decidí seguir mi instinto y me acerqué sigilosamente a la puerta. Lentamente, abrí la puerta entreabierta y me encontré con un espectáculo tentador.

Mi prima estaba tumbada en la cama, susurros de placer escapando de sus labios entreabiertos. Con cada movimiento, su ropa se deslizaba lentamente por su cuerpo, revelando su piel suave y bronceada. La tanguita blanca que llevaba se deslizó por sus muslos, dejando al descubierto su intimidad ansiosa por ser acariciada. Sus manos jugaban con sus pechos, apretándolos suavemente mientras sus dedos exploraban su zona más íntima.

Relato erótico prima
Mi prima culona

El sonido de su respiración entrecortada llenaba la habitación, mezclándose con sus gemidos de éxtasis. Sus dedos se movían con destreza, acariciando y estimulando su clítoris hinchado. Cada movimiento era una danza erótica que me tenía hipnotizado, deseando estar allí para tocarla y satisfacer sus deseos más profundos.

Finalmente, el placer la invadió y un orgasmo intenso sacudió su cuerpo. Sus gemidos se volvieron más intensos y, para contener el sonido, ella cubrió su boca con sus manos, apretándola con fuerza mientras su cuerpo se estremecía en un clímax explosivo.

Pero de repente, un ruido inesperado interrumpió la escena. Mi prima, alertada, volvió la mirada hacia la puerta y me descubrió espiándola. Sus ojos se llenaron de sorpresa y excitación, capturando el momento en el que nuestras miradas se encontraron. En lugar de enfadarse, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro, dejando claro que también disfrutaba de la situación prohibida.

A medida que la noche sensual caía y todos en la casa se sumían en un profundo sueño, una emoción repentina llenaba el aire. Mi prima, impulsada por sus deseos insaciables, se deslizó sigilosamente hasta mi habitación. La anticipación entre nosotros era eléctrica, como si ambos fuéramos atraídos por el placer prohibido que nos esperaba.

Sin dudarlo, ella notó mi erección palpitante, abultándose contra mis pantalones. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios mientras no perdía tiempo en liberar mi deseo. Con un movimiento rápido, sin esfuerzo alguno, bajó mis pantalones, revelando mi miembro erecto, ansioso por su toque.

Sus ojos brillaban con una mezcla intoxicante de lujuria y dominio mientras se colocaba a horcajadas sobre mí, montándome como una tentadora desvergonzada. El calor de su cuerpo irradiaba sobre el mío, encendiendo un fuego que nos consumía a ambos. Con una urgencia hambrienta, se bajó sobre mi miembro palpitante, envolviéndome en su cálido éxtasis.

Cada movimiento era una sinfonía de placer, mientras ella me cabalgaba con un hambre insaciable. Sus caderas se movían con un ritmo primitivo, frotándose contra mí con una intensidad feroz. La habitación se llenaba con el sonido de nuestros cuerpos chocando, la sinfonía erótica de la piel golpeando contra la piel.

Relato erótico prima
Tanguita blanca de mi prima

Sus gemidos de éxtasis llenaban la habitación, mezclándose con mis propios gruñidos primales de placer. La intensidad de nuestra conexión crecía con cada embestida, mientras ambos nos entregábamos al éxtasis carnal que nos consumía. El tiempo se detuvo mientras nos perdíamos en la danza intoxicante de la pasión.

Finalmente, cuando las olas del placer nos envolvieron, alcanzamos el pináculo de nuestro deseo. Nuestros cuerpos temblaron al unísono mientras experimentábamos el éxtasis del clímax simultáneo, nuestros gritos de placer resonando en la noche.

A causa de los fuertes gemidos de placer que resonaban por toda la casa, mis padres sintieron curiosidad y decidieron ir a investigar. Para su sorpresa, nos encontraron a mi prima y a mí desnudos en plena acción. Fueron presa de la ira y la indignación, y no tardaron en desatar su furia sobre nosotros.

Mis padres, enfurecidos, le exigieron a mi prima que se marchara inmediatamente a su casa, insultándola con palabras como «zorra» y «descarada». Pero eso no fue todo, porque consideraron que ese castigo no era suficiente. Decidieron tomar medidas más drásticas y decidieron internar a mi prima en un internado exclusivo para mujeres como castigo por nuestro comportamiento inapropiado.

Espero volver a verla pronto…

2 comentarios en «Mi prima culona nos visita el fin de semana»

  1. Tania , cariño creo que a esta historia le faltó más texto , no sé cómo que muy apresuradamente se vieron se llenaron de deseo uno por el otro montaron , terminaron y pasó lo de los papás del muchacho

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