Jimena era una madre de 48 años, casada y con un hijo de 22 años llamado Lucas. Desde hace algún tiempo, se sentía atraída por el paquete de Martin, un amigo de Lucas. Martin era un joven de 22 años, atlético y con un cuerpo escultural que había despertado el interés de Jimena.
Un día, Lucas invitó a Martin a dormir, ya que no quería que se fuera a su casa tan lejos después de una noche de fiesta. Jimena se sintió emocionada al saber que Martin se quedaría en su casa, ya que eso significaba que tendría la oportunidad de estar cerca de él. Esa noche, mientras Lucas y Martin jugaban videojuegos en el living, Jimena se quedó en la cocina, preparando algunas bebidas y snacks. Se puso una blusa ajustada y unos shorts cortos de licra, con la esperanza de que Martin la notara y se sintiera atraído por ella. Finalmente, Lucas y Martin se fueron a dormir, y Jimena se quedó sola en la casa ya que su esposo había salido por una urgencia en el trabajo, lo cual la hizo emocionarse. Jimena esperó despierta hasta conseguir una oportunidad de acercase a Martin.
Martin bajó a la cocina por un vaso de agua cuando se topó con Jimena, quien lucía una blusa ajustada y sus shorts cortos de licra negra que marcaban una tanguita roja. Al verla, Martin no pudo evitar sentir una oleada de atracción hacia ella. Jimena se sonrojó al ver la mirada de Martin y se sintió un poco cohibida. Sin embargo, también se sintió emocionada por la reacción de Martin.

-¿Necesitas algo, Martin?- preguntó Jimena, tratando de disimular su nerviosismo. -No, solo quiero agua- respondió Martin, con una sonrisa traviesa en el rostro.
Jimena se acercó a la nevera para sacar una botella de agua y ofrecerle un vaso a Martin. Mientras lo hacía, notó que Martin no podía apartar la mirada de su tanguita. Jimena se sintió excitada por la atención de Martin y decidió jugar un poco con él.
-¿Te gusta lo que ves, Martin?- preguntó Jimena, con una sonrisa picarona en el rostro. -Sí, mucho- respondió Martin, sin poder disimular su atracción hacia ella.
Jimena se acercó un poco más a Martin y le acarició la mejilla con suavidad. Martin sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo y no pudo evitar acercarse a Jimena para besarla. Jimena respondió al beso con pasión y ambos se dejaron llevar por el momento, olvidándose de todo lo demás.
Jimena sintió la verga dura de Martin a través de su pantalón y no pudo resistir la tentación de tocarla. Con una sonrisa traviesa, tomó su mano y la llevó hacia la entrepierna de Martin, sintiendo su miembro erecto y listo para la acción. Martin gimió de placer al sentir la mano de Jimena sobre su verga y no pudo evitar acercarse a ella para besarla con pasión. Jimena respondió al beso con entusiasmo y tomó la mano de Martin para guiarlo hacia su habitación.
Martin entró en la habitación, con la mirada clavada en el escote generoso de Jimena. No podía evitar mirar sus grandes y firmes tetas, que casi desbordaban su lencería. Jimena notó su mirada y sonrió, invitándole a acercarse.
Una vez en la habitación, Jimena cerró la puerta y se acercó a Martin, quien ya no pudo contenerse y la besó con fervor. Jimena correspondió al beso y comenzó a desabrochar la camisa de Martin, mientras él acariciaba su cuerpo desnudo bajo la blusa ajustada. Jimena se quitó la blusa y los shorts, quedando solo en su tanguita roja, mientras Martin se deshacía de su ropa interior.
Martin se acercó a la cama y Jimena alcanzó a tocar su pecho. Pasó sus dedos sobre sus músculos duros, sintiendo un deseo intenso recorrer sus venas. Martin se inclinó y capturó sus labios en un beso apasionado, su lengua explorando su boca.
Jimena gimió, sintiéndose cada vez más húmeda. Desabrochó los pantalones de Martin, liberando su duro pene. Lo envolvió con su mano, sintiendo su grosor y longitud. Martin gimió, sus caderas empujando hacia adelante mientras ella comenzaba a acariciarlo.
Jimena se apartó del beso y se subió encima de él, colocando su coño húmedo por encima de su verga. Martin se inclinó y comenzó a besar su cuello, haciendo su camino hacia sus tetas. Lamió y chupó sus pezones, sintiéndolos endurecerse bajo su lengua.
Martin alcanzó las tetas de Jimena con sus manos y con sus pulgares froto sus ricos pezones. Jimena gimió, su panocha se humedecía cada vez más. Ella inclinó más abajo con su lengua rastreando un camino hacia la verga de Martin. Lo envolvió con sus labios, succionándolo profundamente. Martin gimió, con sus caderas empujando hacia arriba mientras ella comenzaba a moverse arriba y abajo.
Jimena no podía aguantar más. Alcanzó y agarró las caderas de Martin, tomo su verga dura con la mano y se la metió en el coño húmedo y caliente. Jimena gimió, sintiendo a Martin llenarla por completo. Martin comenzó a empujar hacia arriba con sus caderas moviéndose en un ritmo constante.

Jimena estaba encima de la verga de Martin, cabalgándola como una auténtica puta, mientras gemía y jadeaba. Sus tetas rebotaban al ritmo de las embestidas y sus gemidos se hacían cada vez más intensos. El colchón crujía al compás de sus movimientos y el olor a sexo impregnaba la habitación. Martin tomó sus caderas y la empujó con fuerza, haciendo que sus gemidos se convirtieran en gritos de placer. Su verga entraba y salía de la vagina de Jimena, haciendo que ella se estremeciera de placer.
Cuando Martin estaba apunto de venirse, Jimena lo miró fijamente y le dijo con voz suave y sensual:
-Martin, quiero que te vengas adentro. Estoy muy caliente y no me importa si me embarazo- le dijo, acariciando su pecho desnudo con suavidad.
Martin no pudo resistir la tentación de complacer a Jimena y, con un gruñido gutural, soltó su semen dentro de ella, sintiendo un intenso placer al hacerlo. Jimena gimió de placer al sentir el calor de la semilla de Martin dentro de ella y lo abrazó con fuerza, sintiéndose completamente satisfecha.
Martin se bajó de la cama y salió de la habitación. Al salir, vio que el esposo de Jimena ya estaba en la puerta del la casa, así que recogió sus cosas y se marchó rápidamente sin despedirse. Se dirigió a la habitación de su amigo Lucas, donde pasó la noche en el sofá. Al día siguiente, se levantó temprano y regresó a su casa, donde se metió en la cama y se quedó dormido hasta tarde. No se atrevió a volver a ver a Jimena, ya que no quería complicar más las cosas y prefería mantener su amistad con Lucas. Además, no quería arriesgarse a ser descubierto por el esposo, lo que podría haber causado graves consecuencias. Así que Martin decidió mantener las cosas como estaban y seguir disfrutando de su vida soltera.
Hola queridos amigos gracias por compartir este relato erotico y muy Bueno me gusto mucho le doy un 8 y saludos desde chicago ill