Dos semanas atrás, cuando un joven llegó de visita a la casa de su hermano donde vivía con su esposa Verónica. Desde el principio ella notó de inmediato cómo la mirada del joven se posaba en ella constantemente, devorando cada curva de su cuerpo con una intensidad lujuriosa que la ponía incomoda y le causaba mucha molestia.
Verónica era una mujer muy leal y pura. Era ese tipo de esposa que jamás le pondría los cuernos a su marido pese a la situación. Los domingos asistía a la iglesia con su suegra como toda esposa ejemplar y cabe mencionar que llegó virgen al matrimonio, por lo que solo conocía el sexo con su esposo.
José el esposo de Verónica, era un hombre muy responsable. Trabajaba todos los días hasta altas horas de la noche, incluyendo los días de descanso en una mesa que tenia en su casa la cual utilizaba como escritorio. Todo lo hacia para que a Verónica no le faltara nada.
Ella era consciente de la atención que recibía por parte de su cuñado, y si bien al principio le causó incomodidad y asco, pronto comenzó a sentir una extraña emoción secreta por sentirse deseada nuevamente. Su esposo José, absorbido por la monotonía de la rutina, a pesar de ser un gran esposo amoroso, no prestaba la suficiente atención a su esposa Verónica.
A lo largo de su estancia, sus miradas se encontraron repetidamente y las miradas robadas se convirtieron en miradas persistentes llenas de un anhelo tácito. La tensión entre ellos se hizo palpable, solamente José, el esposo de Verónica era el único que no se daba cuenta de lo que ocurría.

El cuñado un joven llamado Pablo contaba con mucha energía, además estaba obsesionado con el levantamiento de pesas. Sentía una atracción desenfrenada hacia su cuñada y quería cumplir su obsesión morbosa de por fin hacerla suya y poder sentir su coño húmedo en su verga. Que fuera una fruta prohibida por estar casada con su hermano lo hacia desearla con mayor intensidad.
Una mañana, su esposo salió a trabajar como lo hacia todos los días. Verónica despertó sobresaltada de una pesadilla, solo para encontrarse con la mirada penetrante de su cuñado observándola desde la cocina.
«Parece que mi amada cuñada tuvo una mala noche», bromeó acercándose a ella con una sonrisa torcida.» ¿Qué tal si preparo el desayuno para mi cuñadita y le ayudo con las tareas de la casa hoy, para que pueda descansar?»
Verónica lo miró con desconfianza, aún temblando de la horrible sensación que la había invadido. Pero estaba demasiado débil y dolida para resistirse. «E-Esta bien», susurró en voz baja, desviando la mirada. Mientras él comenzaba a hacer el desayuno, Verónica se vistió y se dirigió lentamente hacia el comedor.
Verónica se puso un vestido blanco que le había regalado su madre. Era suelto pero un poco corto. Su cuñado no le quitaba los ojos de encima cada vez que se movía. Cuando se agachaba a recoger una revista del suelo, podía ver que se transparentaba una tanga muy pequeña que dejaba poco a la imaginación.
Él se relamió los labios ante la vista de su escueto trasero y sus bien formados muslos a través de la tela ligera. La deseaba más que nada en el mundo y planeaba hacerla suya a cualquier costo. Verónica estaba a punto de ser tocada y usada por su propio cuñado…

De repente sintió unas fuertes manos rodear su cintura desde atrás. El cuerpo duro y masculino de su cuñado quedó pegado al de ella, presionando su pecho en su espalda. A la misma vez unas voraces besos recorrían la piel de su cuello haciéndola estremecer, mientras sentía como una gran erección se clavaba en su trasero. «Por fin te tengo para mí solita, mi amor. Sabes que te deseo desde que llegué a esta casa…»gruñó él con voz grave a su oído.
Verónica se revolvió en los fuertes brazos que la envolvían, notando la fuerza con que su cuñado la sujetaba. «¡Suéltame, estás cometiendo un error! Soy una mujer casada y con tu propio hermano!», exclamó intentando zafarse de su agarre. Pero él solo apretó más el abrazo y pegó aún más su verga a las nalgas de ella.
«Ese gusano no te merece, desde que llegaste aquí no he dejado de verte como la maravillosa hembra que eres», ronroneó el hombre en su oído al mismo tiempo que bajaba sus manos para estrujarle las tetas.» Serás mía, te daré lo que mi hermano no te da».
Verónica soltó un gemido de miedo y repulsión al sentir aquellos dedos groseros manosear sus pequeños pechos.
Las manos de su cuñado masajeaban sin piedad las tetas pequeñas y turgentes de Verónica, pellizcando sus pezones a través de la delgada tela del vestido. El hombre gruñó de excitación al sentir los gemidos de repulsión y susto de ella.
Pablo bombeaba su verga endurecida contra las nalgas de la esposa de su hermano, frotándose en ellas como un perro en celo. «Mierda, como me pones mi amor. Tus tetitas virginales son una delicia…», jadeaba deleitándose con la suavidad de aquellas tetas.
Verónica lloriqueaba y se retorcía entre los brazos del energúmeno. «¡No, detente por favor, eso está mal! Suéltame», rogaba entre sollozos al sentir la bestial erección apretando su trasero por encima de las ropas.
De un momento a otro, Verónica sintió que su cuerpo la traicionaba. El asco y la repulsión inicial se fueron transformando en algo muy diferente mientras la gruesa erección de su cuñado presionó entre sus nalgas.
Un súbito cosquilleo recorrió su coño, haciéndolo palpitar y humedecerse sin que ella pudiese evitarlo. Sus pezones se endurecieron dolorosamente bajo el contacto de las torpes caricias de aquel hombre. La deseaba tanto, y Verónica se avergonzó al notar lo excitada que estaba.

«Ay, mi cuñadita, mira estas deliciosas tetas» susurró en voz ronca, sobando y apretando sus exuberantes tetas con las manos. Le bajó el sostén, dejando al descubierto sus pezones duros.
«¡Ah! ¿Qué haces?» jadeó ella sobresaltada, aunque se estremeció de placer. El cuñado succionaba y mordisqueaba sus rosados pezones mientras sus manos bajaban al apretado culito. Lo estrujaba y masajeaba por encima de la ropa. Rápidamente le subió el vestido y bajó la tanguita de un tirón. Ella chilló. De un movimiento la tomo de las nalgas y la sentó en la mesa del comedor, él le separó las piernas, dejando el jugoso coño a la vista. Se relamió, y sin previo aviso, se saco la verga dura y venuda para penetrarla de un solo golpe.
«¡Ahh! ¡Nooo!»
Verónica se resistió. «¡No, no! Mira estoy casada y no puedo hacer esto…» Ella empujo a su cuñado y se acomodo el vestido.
La verga de Pablo, enorme y venosa, se alzaba desafiante frente a ella.
«Vamos Vero, chúpamela, no me puedes dejar así» Exigió, con la voz enronquecida por el deseo
«No te preocupes mi amor…» le susurró al oído mientras le acariciaba las tetas, «Nadie tiene porqué enterarse que te dejaste llevar por una vez… Será nuestro secreto».
«¡No! Por favor, ¡para! Si mi marido se entera de esto… ¡me matará!» exclamó la esposa sollozando mientras trataba de zafarse del agarre de su cuñado, pero este la sujetaba con firmeza.
Desesperada, intentó explicarle. «Mira, yo te quiero mucho, eres muy importante para mí, pero no puedo seguir con esto. No sé en qué estaba pensando al dejarme llevar de esta manera, pero esto no puede seguir así…»
Él la calló con un beso violento.»Shhh, No pienses más. Solo déjate llevar y disfruta. Nadie tiene porqué enterarse, seremos discretos. Te prometo que será nuestra pequeña aventura y nada más.»
Cegada por la lujuria, la esposa se arrodilló frente al miembro erecto de su cuñado y sin pensarlo dos veces abrió la boca, dejando que aquel falo grueso y duro se deslizara entre sus labios, acariciando su lengua con su textura suave y firme a la vez.»Así…muy bien…chúpala así…», gruñó el hombre acariciando la cabeza de su cuñada mientras esta subía y bajaba sobre su verga, metiéndosela hasta la garganta y haciéndola tropezar con su propio vómito. Ella no podía creer lo que estaba haciendo y a la vez estaba hipnotizada por el placer prohibido que le provocaba aquel miembro invasor que tanto temía y anhelaba a partes iguales.
Aquel miembro viril llenó por completo su boca, obstruyéndole la respiración.

Al igual que su coño escupía sus jugos más íntimos, la boca de Verónica desbordaba el líquido preseminal que comenzaba a emanar de la punta del pene de su cuñado, resbalando por sus labios y sus tetas, que se endurecieron como nunca por la excitación y la humillación. El sabor era tan penetrante, tan masculino y diferente al de su esposo… Algo que ya le resultaba familiar. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero siguió succionando como una perra hambrienta. De vez en cuando echaba miradas llenas de pánico hacia la puerta del dormitorio temiendo que su marido apareciera. Pero su clítoris palpitante le pedía más…»Trágatela toda putita…»la ordenó.
A pesar de las ganas de vomitar, la esposa obedeció y se metió aquella polla que tanto terror le causaba hasta la garganta, dejando que su cuñado comenzara a follarle su boca con estocadas profundas y certeras. Las arcadas y vómitos brotaban de su boca, que no era suficiente ancha para contener el grosor de aquel falo. Pero no pudo detenerse… su coño apretado palpitaba dolorosamente, sus pechos se veían como dos melones maduros y resbaladizos por los fluidos.
«Puta madre, cuñadita, ¡qué buena mamada! «gruñía mientras la trataba como a una muñeca inflable, indiferente a las náuseas y arcadas. La vergüenza en su rostro era evidente, pero el placer sordo en su clítoris era innegable.
Después de varios minutos de ardua mamada, el cuñado apartó a su cuñada con rudeza y la empujó hacia la mesa donde su esposo trabajaba cuando estaba en casa, dejándola a cuatro patas, con las manos arriba de todos los documentos importantes de su marido.
«Tenía ganas de follarte como la puta que eres desde el día que llegué a esta casa, zorra», gruño Pablo.
Sin más miramientos, le quito toda la ropa que le quedaba, sujetó sus diminutas caderas y de una estocada certera enterró su verga hasta lo más profundo del coño de la esposa, arrancándole un alarido de dolor y sorpresa.

«¡¿QUÉ ESTOY HACIENDO?! ¡ESTOY CASADA CON TU HERMANO! «chilló ella, revolviéndose en vano mientras era partida en dos.
«¡Para, por favor, mi esposo puede llegar en cualquier momento!» rogó la esposa al sentir el descomunal miembro de su cuñado reventar su intimidad.
«Cierra el hocico, putita», gruñó el bruto, acelerando su ritmo a la par que le daba una sonora nalgada que hizo saltar las lágrimas en los ojos de la infiel. «Te dije que nadie tiene que enterarse, ¿no?».
La manera en que su polla se movía en el interior del coñito de su cuñada le estaba volviendo loco. La fricción era indescriptible, las paredes internas se abrazaban a su verga como si quisieran exprimirle los huevos con cada movimiento.
«Mmmmmh, sí… se siente increíble, zorra».

La esposa se arqueó de placer, sintiendo el descomunal miembro de su cuñado reventar su intimidad una y otra vez. Las sensaciones eran tan intensas que por un momento olvidó dónde estaba, quién era el hombre que la estaba follando salvajemente. «No pares, no pares por favor…» suplicaba entre gemidos mientras se retorcía de placer. «Me voy a venir, me voy a venir…»
El cuñado la embestía con renovadas fuerzas, sus manos sujetando con fuerza la cadera de su cuñada mientras se hundía en ella hasta el fondo. «Eso es, puta… Grita para mí. Deja que todo el mundo sepa lo puta que eres».
La esposa ya no podía pensar, sólo sentir. Cada estocada enviaba descargas de placer por todo su cuerpo y pronto sintió que llegaba al clímax.» Me vengo, me vengo!»
La esposa sintió que su cuerpo se sacudía, estremecido por un intenso orgasmo. Un potente chorro de sus jugos vaginales salpicó las ingles de su cuñado al alcanzar el clímax con un grito que debió de escucharse en todo el vecindario. «¡SÍ, SÍ, SÍ!» Gritaba sin control, ya sin importarle nada salvo la placer indescriptible que recorría cada poro de su piel.

El cuñado sintió contraerse la vulva de su cuñada alrededor de su falo y eso lo hizo volverse como un animal. Con un gruñido, clavó sus caderas con fuerza contra las de ella y comenzó a bombear con mas fuerza. «Tómalo todo, puta. ¡Tómalo!»
«¡Dámelo todo, amor !Quiero sentir cómo me llenas por completo con tu leche caliente», gemía la esposa, retorciéndose de placer bajo el cuerpo de su cuñado.
Este, obedeciendo las súplicas de ella, aceleró sus embestidas, golpeando cada vez más fuerte contra el trasero firme de la esposa. Con un último empellón, se enterró hasta la empuñadura dentro de ella y descargó una abundante cantidad de esperma en lo más profundo de su útero.
La esposa se estremeció con el chorro de la leche ardiente que sintió brotar dentro de su vientre, experimentando un nuevo climax que la hizo gritar y jadear descontroladamente. El cuñado continuó derramando su simiente en el interior de la mujer, llenándola hasta quedar completamente agotado.

Al separarse de ella, el cuñado pudo apreciar cómo el semen abundante salía a raudales del coño maltratado de la esposa de su hermano, escurriéndose entre sus piernas y cayendo sobre el piso en forma de grandes goterones blancuzcos. La mujer, con los muslos y vientre cubiertos de fluidos seminales y su propio flujo vaginal, se retorcía sobre la mesa, saciada como nunca antes lo había estado. «Mira, amor… Mira cómo me has puesto», susurró ella entre jadeos, bajando una mano para restregarse la crema espesa que cubría su sexo. «Estoy tan llena de tu leche… Tengo el coño hecho un desastre por tu enorme verga…»
El cuñado sonrió, satisfecho. Le encantaba ver cómo su polla podía dejar a su bella cuñada en ese estado de total abandono y lujuria insatisfecha.
Rápidamente, la esposa temblorosa se subió las bragas y se ajustó el vestido, tratando de recuperar la compostura. Con la mirada alterada y la voz entrecortada, le dijo a su cuñado: «Vete ya, tienes que marcharte… mi esposo no tardará en llegar.»

Ella lo empujó suavemente hacia la puerta, suplicando: «Por favor, date prisa. Si nos encuentra así, en el estado en el que me has dejado, se dará cuenta de todo.»
Con manos temblorosas, le hizo un último gesto, rogando en silencio por su discreción. En sus ojos aún persistía una mezcla de temor y lujuria, saboreando el sabor amargo de la traición. Pero también había algo más…un apetito insatisfecho, una sed de más de aquella verga joven y poderosa que acababa de descubrir.
Al irse su cuñado ella se fue a bañar y no podía dejar de pensar en esa verga enorme que la hizo tener por fin un orgasmo. Al entrar a la regadera, el agua caliente se deslizaba por su piel ardiente, tratando de lavar la culpa de su traición. Pero sus pensamientos seguían enfocados en esa verga enorme que había experimentado por primera vez, y cómo le había hecho sentir cosas que nunca había experimentado con su propio esposo durante todos estos años de matrimonio.
Ella estaba obsesionada, y sabía que tarde o temprano iba a desear más de su cuñado. Pero por ahora, fingiría que todo era normal cuando el esposo regresara, esperando que nunca se enterara de su traición.

Por dentro, una lucha interna se libraba entre el deseo y la vergüenza. Estaba casada, pero su cuerpo había despertado a sensaciones que clamaban ser saciadas nuevamente. Su cuñado la había dejado con ganas de más, y temía que la próxima vez sería más difícil resistirse.
FIN
«Espero que te haya gustado amor, recuerda que en los comentarios puedes pedirme lo que quieras… me llamo Tania y me caliento mucho escribiéndolos y me gustaría saber si te la estas jalando rico mientras los lees.»
Atte:
TANIA
Dime si te gusto mi relato 😈😈
Estuvo bueno pero sentí envidia por tu cuñado , yo te hubiera puesto más atención
enserio?
Tu me gustas amor quisiera cojer contigo
enserio ammor?
Esta muy buena la historia quisiera leer más
Gracias amor
Muy buen relato
❤
Es un magnífico relato, enhorabuena buena y gracias.
Gracias ❤
Claro Esta mui picante que solo de leer el relato seme paro la verga y mela fui ajalar Atu salud
Si me encantó el relato
Verónica, eres tú Tania?
Puede ser 💖💖
Que rica historia se me paro la verga de una y me tuve que masturbar deseando a mi excuñada que le tengo unas ganas de cogermela
Me gustó la historia que me la puso dura de ver ala esposa mal atendida que rico 😋
Si, muy excitante, imagine ser tu cuñado, una delicia tener sexo contigo.
si que ricoo
Me encantó, ojalá y publiques otros igual de excitantes
siii.. ya estoy escribiendo mas amor
muy bueno y si me la jale bastante y duro
Gracias por decirme eso ❤❤❤
Lastima no ser otro hermano de tu marido…..
Muy buen relato.
Un besico
Está muy bueno
Y si es ta basado en echos reales yo quiero ser tu cuñado
Que bueno que te gusto amor
Si estás rica
Muy lindo relato me gustó mucho gracias por compartir esta linda experiencia
Gracias por comentar ❤❤
Impresionante. Me he masturbado…ufff. Voy a leer más. Gracias
Feliz noche Tania me gustó mucho bella me lo dejaste tieso y babeando 🤤 que divino sería hacerlo contigo hermosa 😘
Que rico tu relato me calentó mucho
Me encanto bb
Qk pervertida eres
Está increíble mi amor, te amo infinitamente mi escritora hermosa, debes tener un culo increíble, estaría piola la segunda parte, o una historia, dónde una mujer blanca, se divorcia de su marido por qué las cosas no iban bien y días después coge con un negro sin parar hasta quedar embarazada sin darse cuenta y no hay vuelta atrás
Me encantó el relato Tanya, ojalá sigas escribiendo
Gracias José te mando un beso 😘
Me gustó mucho. Quiero…..
Yo te puedo coger más duro y rico que tu cuñado… Cuándo gustes 🍆💦😈
Muy buenos relatos ya me estoy volviendo adicto a estos relatos me encantan me encienden son muy reales lo mejor que he leído
Esta muy caliente la historia me tenias con la verga bien parada muy buena narración corazón
Dime que es lo que mas te gusto de este relato??? ❤❤
Lo mejor del relato fue que tú cuñado te cogió en el momento preciso bella y no hubo complicaciones matrimoniales
Delicioso relato hasta mi verga se puso rijida de pensar que yo fuese tu cuñado
Me cogerias rico amor?
Tenía necesito cojerte de donde eres
Hola, te gusta mi foto?
Que rico
Me gustó más cuando ella ya se deja llevar…….. siempre me pone con ganas de cojer………..me gustaría que ambos fumaran marihuana……….dime si también lo haces…..
Que rico, y que envidia tuve con tu cuñado, con ganas de ser yo el que folla.
Que bueno que te gusto mi amor