Me cogieron los 3 albañiles de mi esposo y me gusto


Mónica una señora de tetas grandes deseosa de tener sexo salvaje, se sintió frustrada y sola en su casa, el sonido de la camioneta de su esposo desapareció en la distancia mientras se dirigía al trabajo. Ella suspiró y miró el espacio vacío, dándose cuenta de que tendría la casa para ella sola durante todo el día.

En ese momento, sonó el timbre de la puerta. Mónica miró el reloj, sorprendida de ver que era solo las 8:00 de la mañana. Abrió la puerta para encontrar a tres trabajadores de la construcción parados en su umbral, sus herramientas y equipos en la mano.

«Hola, señora. Estamos aquí para trabajar en la renovación de su cocina», dijo uno de los trabajadores, presentándose como Carlos.

Mónica asintió y los llevó adentro, su mente ya divagando con pensamientos de lo que podría traer el día. Siempre había tenido un poco de locura salvaje, y la idea de estar sola en la casa con tres hombres jóvenes y vigorosos era definitivamente emocionante.

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Mónica

A medida que los trabajadores comenzaron a trabajar, Mónica les hizo café y charló con ellos, flirteando descaradamente y disfrutando de la atención. Podía sentir la tensión sexual aumentando en la habitación y sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que las cosas se calentaran.

Finalmente, Carlos se acercó a ella, sus ojos llenos de deseo. «Señora, no puedo concentrarme en mi trabajo contigo viéndote tan hermosa. ¿Te importa si te beso?» preguntó, su voz goteando con hambre.

Mónica hesitó por un momento, pero luego asintió y se inclinó, permitiendo que Carlos la besara profundamente. Los otros trabajadores miraban en asombro mientras Mónica y Carlos comenzaban a explorarse mutuamente los cuerpos, sus manos recorriendo las curvas y protuberancias del otro.

Monica, immergida en el placer de los besos de Carlos, sintió cómo las manos de los otros dos trabajadores comenzaban a acariciarla por detrás. Una de ellas se posó en su culo, apretándolo suavemente mientras la otra subió para acariciar sus generosas tetas.

Ella gimió y se dejó llevar por el momento, permitiendo que los hombres la tocaran y besaran mientras sus manos buscaban el contacto con sus duros miembros a través de sus pantalones. Podía sentir la rigidez de sus vergas, creciendo cada vez más contra su cuerpo.

Entonces, Carlos apartó sus labios de los de Monica y comenzó a desabrochar su pantalón, mientras los otros dos trabajadores continuaban acariciándola y besándola por todo el cuerpo. Monica sintió un escalofrío de placer recorrer su espalda cuando Carlos finalmente logró bajarle el pantalón y su ropa interior, dejando al descubierto su sexo húmedo y abierto.

Monica, completamente desnuda desde la cintura para abajo, sintió cómo Carlos se arrodillaba frente a ella y comenzaba a besar su sexo húmedo y abierto. Sus manos acariciaban su muslo mientras su lengua exploraba su interior, lamiendo y saboreando cada pliegue y arruga de su carne.

Mientras Carlos se dedicaba a su vagina, los otros dos trabajadores se acercaron a ella y comenzaron a quitarle la blusa, exponiendo sus generosas tetas. Sus manos acariciaban su piel suave y caliente mientras sus bocas se posaban sobre sus pezones, chupándolos y mordisqueándolos suavemente.

Monica gimió y se contorsionó de placer, sintiendo cómo su cuerpo era invadido por las manos y las bocas de los hombres. Podía sentir la humedad creciendo entre sus piernas, mientras sus pezones se endurecían bajo las suaves caricias de los trabajadores.

Entonces, Carlos introdujo sus dedos en su vagina, buscando su punto G y estimulándolo suavemente mientras continuaba lamiendo y saboreando su sexo. Los otros dos trabajadores se turnaban para chupar sus tetas, alternando entre sus pezones y su piel suave y sedosa.

Después de que Carlos, Manuel y Jorge hubieran satisfecho sus apetitos sexuales con Mónica, Carlos se acostó en el suelo y la invitó a montarlo. Mónica aceptó encantada y subió encima de él, cabalgándolo con pasión y dejándose llevar por el placer que le producía la dura verga de Carlos dentro de su coño.

Mientras Mónica cabalgaba como una posesa, Manuel y Jorge se quitaron la ropa y comenzaron a masturbarse frente a ella, mirando cómo su compañero la penetraba con furia y cómo Mónica gritaba de placer. Los hombres acariciaban sus propias vergas, imaginando ser ellos los que estaban dentro de la cálida y húmeda vagina de Mónica.

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Mónica desnuda

La escena era cada vez más caliente y sucia, con Mónica gritando y jadeando de placer mientras Carlos la agarraba fuerte por la cintura y la empujaba con fuerza hacia abajo. Los otros dos hombres estaban cada vez más excitados, sujetándose sus propias vergas con fuerza y acelerando el ritmo de sus masturbaciones.

Después de que Carlos y Mónica hubieran terminado, Manuel y Jorge no pudieron contenerse más y se acercaron a la pareja. Manuel se colocó detrás de Mónica y, sin mediar palabra, la penetró por el culo mientras Carlos continuaba dentro de su coño.

Mónica gritó de placer al sentir a los dos hombres dentro de ella, llenándola por completo y estimulándola en ambos agujeros. Manuel la agarró fuerte por las caderas y comenzó a bombearle el culo con fuerza, mientras Carlos hacía lo mismo con su coño.

Mientras tanto, Jorge se acercó a Mónica y le metió la verga en la boca, haciéndola chupar y saborear su duro miembro mientras ella era doblemente penetrada. Mónica gimió y jadeó de placer, succionando la verga de Jorge con fuerza mientras sus agujeros eran llenados sin piedad por los otros dos hombres.

Mónica les rogó que se corrieran dentro de ella, ya que quería sentir el calor de su semen. Los hombres obedecieron rápidamente y aumentaron su ritmo, convirtiendo sus movimientos en una cadencia desesperada y primitiva, sus vergas golpeando sin cesar sus agujeros.

Finalmente, Mónica no pudo soportarlo más y experimentó un orgasmo intenso, contrayendo los músculos de sus agujeros y ofreciéndoles así la más placentera sensación de llenado. Manuel y Carlos jadeaban y jadeaban también, extendiendo al máximo sus piernas para sincronizar su bombardeo al unísono con los orgasmos de los tres participantes.

Acto seguido, el placer desbordó las fronteras y Manuel se descontroló, inyectando toda su eyaculación en los rincones secretos del culo de Mónica. Jorge en éxtasis no desperdició ni una sola gota y mojó los rincones más recónditos de la garganta de Mónica, añadiéndole más placer. Carlos culminó de forma poderosa arrojando una hermosa cantidad de su leche en las paredes húmedas y golpeadas de la vagina de Mónica.

Después de un intenso y animal orgasmo, los cuatro cuerpos quedaron tendidos en el suelo, agotados y cubiertos de sudor. Monica, al recordar que estaba casada, se levantó rápidamente y se dirigió a bañarse.

«Nunca se lo van a contar a mi marido, ¿está claro?» les dijo con firmeza a Carlos, Manuel y Jorge, quienes asintieron con la cabeza. «Esto se queda entre nosotros, ¿de acuerdo?»

Los tres hombres se levantaron tambaleantes y se vistieron rápidamente, asintiendo con la cabeza a la petición de Mónica. No querían ser los causantes de una posible ruptura en su matrimonio y estaban dispuestos a guardar el secreto.

Mónica se metió en la ducha y bajo el agua caliente, tratando de lavar todo rastro de lo ocurrido. Su mente seguía en un torbellino de pensamientos y sentimientos encontrados, pero sabía que no podía permitir que esto saliera a la luz.

mujer en la ducha
Mónica en la ducha

Al salir de la ducha, se secó rápidamente y se vistió, mirándose en el espejo con una expresión de culpa y vergüenza. Pero al mismo tiempo, sentía una sensación de satisfacción y placer que no podía negar.

Salió de la habitación y encontró a los 3 trabajadores en el pasillo, quienes la saludaron con un discreto gesto. Ellos continuaron trabajando en la cocina como si nada hubiera pasado.

Totalmente satisfecha, Mónica le preparo una exquisita cena a su marido el cual no sospechaba nada sobre la infidelidad de su esposa y desde ese momento se volvió una adicción para ella contratar diferentes trabajadores solo para coger con ellos mientras su esposo cornudo trabajaba para llevar el pan a la mesa.

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